¿Cómo saber si tengo un patrón de apego ansioso?

viernes 19 de mayo, 2023

Según la psicóloga Soledad Grunert «Construir un Buen Amor implica un doble desafío constante y recíproco: comprometerte a cuidar de ti y de tu pareja a la vez, velando por el bienestar de ambos en la relación.»

¿Qué es el apego?

Debemos comenzar por clarificar que nuestro patrón de apego no es un diagnóstico porque no es una enfermedad. Tampoco es una forma de ser porque no son rasgos de personalidad.

Nuestros patrones de apego son una forma de funcionar, aprendida a raíz de la suma de experiencias vinculares en nuestra historia vital.

¡Y como tales, podemos modificarlos!

Es un hecho, neurobiológicamente probado, que nuestra forma de amar y de relacionarnos en pareja está fuertemente influida por nuestras experiencias tempranas de apego y más específicamente, por las heridas que hemos experimentado.

La mayoría de las personas tenemos heridas de apego, que pueden ser más o menos profundas y, en la adultez, éstas pueden pasar desapercibidas en muchos aspectos de nuestra vida. Pero existe un escenario donde siempre volvemos a enfrentarnos a ellas: el vínculo de pareja.

Cuando una relación de pareja entra en terreno vincular, se reproduce el mismo escenario de necesidad y vulnerabilidad que vivimos en la infancia con nuestros cuidadores. Nuestras heridas quedan inevitablemente expuestas. Si una necesidad emocional es desatendida por nuestra pareja, nuestra herida es pasada a llevar, lo que activa una reacción defensiva automática. Esto es nuestro/a niño/a interior reaccionando desde ese dolor, o temor, aún vivo en su memoria.

¿Cómo reconocer el apego ansioso?

Las personas con un patrón de apego ansioso buscan cercanía física permanentemente. No toleran bien la soledad, se enamoran con rapidez y muestran una temprana e intensa apertura y entrega emocional.

Es habitual que en su historia vincular hayan aprendido a dudar de su propio valor o de cuan importantes son, pudiendo llegar a invertir excesiva energía en sus relaciones o a caer en actitudes complacientes, buscando valoración y amor.

En pareja se insegurizan con facilidad. Por su miedo latente al abandono, demandan constante atención y necesitan reafirmar una y otra vez que están en el radar del otro y que son queridas. Por lo mismo, son especialmente sensibles a percibir cualquier señal que pudiese significar una amenaza para la relación, sacando conclusiones negativas precipitadamente e interpretando el repliegue, el silencio o la distancia de su pareja como desinterés o desamor.

Cuando se insegurizan en pareja, se hiperactiva su sistema de apego y despliegan conductas de protesta, demanda, crítica, control, hostilidad y/o celos, todos los cuales son intentos desesperados por provocar una reacción que acerque al otro, para restablecer el contacto y con ello recuperar la sensación de seguridad emocional.

Si están junto a una pareja con estilo vincular evitativo o con alguien emocionalmente no disponible, la sensación de amenaza y alerta será́ recurrente y más intensa aun su reactividad.

Habitualmente, las personas con apego ansioso, fueron niños/as que crecieron junto a padres o cuidadores ambivalentes en sus respuestas y/o desregulados emocionalmente, que no estuvieron consistentemente disponibles a nivel emocional: a veces afectuosos, cálidos e inclusive sobreprotectores, pero en otros momentos, menos responsivos o abrumados por sus propias preocupaciones.

La ausencia de figuras disponibles que cubrieran sus necesidades emocionales de manera oportuna y consistente, les impidió desarrollar la certeza de contar con un otro y de ser merecedoras de atención y amor, internalizando la experiencia vincular con una cuota insana de estrés, ansiedad, ambivalencia e inseguridad.

Sin embargo, es importante recordar que las heridas de apego sanan en un vínculo de apego. Por supuesto que esto no necesariamente debe suceder en el mismo vínculo en que se generó la herida, pero sí a través de nuevas experiencias vinculares seguras que, dado su impacto a nivel neurobiológico y gracias a la maravilla de la neuroplasticidad, tienen el poder de recablear nuestros patrones insanos y cambiar completamente la forma en que nos pensamos y pensamos a los demás. Un vínculo seguro puede regalarnos la posibilidad de ganar la seguridad que merecemos.

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